lunes, 23 de julio de 2007

ver lámina adjunta

pedazo de algo que empecé para el epígrafe y que me quedó largo, confuso pero hay algo, algo que quizás me lleve a seguirlo en unos meses.
Ahora no.





TELEVISIÓN (volumen alto): …que los trataban como cosas y que esto no da para más
JULIÁN (4 años): Má, ¿cuál es la diferencia entre una persona y una cosa?
ESTELA (sonriendo, treintas): Que una persona puede hacer muchas cosas y prender a hacer cosas nuevas, las máquinas sólo sirven para una tarea y chau.

Ahora Julián pensaba en eso una y otra vez. Se encontraba siempre en el colectivo, mirando al once por la ventanilla prohibido abrir en época invernal o de baja temperatura del 44 en sus problemas con Clara “hora entiendo lo que ella me quiere decir es que no intente ser una multiprocesadora cuando en realidad no paso de batidora pero yo siento estoy podrido de batir siempre huevos quiero alguna salsa picante agridulce algún curry y” poner a las personas dentro de geométricas y lustradas metáforas electrodomésticas hacía ver las cosas más fácil. No le costaba de esa manera admitir sus problemas y pensar soluciones que llevar a cabo a corto plazo. Lo que costaba era la traduccirle a Clara –ambos sabían: las personas suelen hablar idiomas diferentes, igual pueden querese o intentarlo, comunicarse o intentarlo, intentarlo-
-Sé que no soy un artista, simplemente necesito experimentar cosas nuevas, no me parece que tengas que preocuparte por mí, lo que pasa es…
Y noemí sonreía y le besaba la frente:
-¿No te digo yo?¡sos un pichiruchi!
“final esta qué carajo me quiso decir encima” maquinaba Julián con la pera en el hombro de ella y sus ojos de especular mientras Noemí, que antes sonreía una sonrisa materna, miraba suspirando su perfume hacia el punto cardinal opuesto, ahora inexpresiva hacia un arbol que recibía los rayos del último sol de la tarde.
“aaro estoy seguro de que ella siente lo mismo que yo somos redactores tiempo real de nuestro propio prospecto de instrucciones y a veces es dificil describirse a uno en cuatro idiomas sí sobre todo si hablás español y sos made in china así” adivinaba Julián y el once le respondía carteles flúor hechos con marcadores a dos con cincuenta “al final es divertido hacerlas de traductor técnico todo el tiempo si no hay que ponerse las pilas a cada rato a uno se le terminan por sulfatar los contactos que”
- Disculpame, este va para puán, ¿no?, ¿sabés dónde me tengo que bajar?
“enton… …”
- Si, yo me bajo ahí… Vos estas cursando Española uno ¿no? Porque…

Una semana después, en la barrera, los últimos rastros del centro del once escuchaban un ensayo mental, lleno de metáforas poco claras: “siempre yo te conocí en plena actualización de modelo entendés justo estaba aprendiendo a picar a cortar a rebanar entendés rebanar y los huevos no se rebanan se puede intentar, ya se pero se deshacen entendés hay rabanitos en mi vida ahora y crujen de”

sábado, 21 de julio de 2007

propuesta lunar

el lunes larga el epígrafe
así dicen:

Bienvenidos a ningún estilo, a todos.
Al contraste.
Largamos el lunes.

domingo, 15 de julio de 2007

indique su destino...

se sube al
Este domingo a las 18 juega la seleccion
y juega adentro de la radio del pachamama, si venis a escucharlo
después te vas a tropezar con un grupo que te va a sacudir por todos lados:
ale raymond , sus folclores mitológicos de empedrado
fede testoni , versos que cuentan un corto
ricardo jimenez, náufragas narraciones
maximiliano borovicka, flota poesías
toto te canta en tarantella, todas tus torpezas

el cc pachamama es en villa crespo
(argañaraz 22, entre cba y e. de israel)
arrancamos a las 20 (masomenos)
a la gorra

miércoles, 11 de julio de 2007

Sudor frío



Siempre le tuve miedo al miedo.
Sobre todo mientras tuve un monstruo debajo de mi cama.
El día se me pasaba como una ensoñación, ni mi cuerpo adormilado ni mi mente lograban mantener el ritmo de las vertiginosas actividades diurnas sin caer en frías lagunas hechas del mismo sudor que me bañaba por las noches.
Más de uno pensó que simplemente yo era idiota, y no me lo ocultaron; pero nadie podía conocer la verdad. Su asesinato era mi deber.

La primera vez que lo sentí me encontraba, tan acostumbrado ya, dispuesto a descansar (¡Cómo disfruto ahora que mi existencia consiste en eso!) cuando sin síntomas tangibles me inundó: una especie de movimiento me recorrió el cuerpo y montado en la corriente sanguínea que llega a mi cerebro explotó en rojo. Luego, una certeza sólida.
Es un Monstruo.
Una acumulación de impresiones aberrantes, una cacofonía de llantos y quejidos murmurados, toda la mermelada caliente con pelos en mi piel, bilis en el paladar que llegaba como agujas a los orificios de mi nariz. Podía sentir como su presencia drenaba de mí todo recuerdo del Sol, del pasto bajo mis pies (aún me cuesta tararear aquel Jazz); era inconmensurable y todo lo demás, máscaras.
No le tenía asco, un Dios siente asco por nosotros.

Cuando aún tenía trabajo llegaba de él infinitamente agobiado y buscaba las sábanas corriendo y prácticamente sin comer. Lograba dormirme unos minutos antes del primer sobresalto, que marcaría el fin de la “etapa” más tranquila, ya no pensaba en horas. Lo que seguía a continuación se representaba de la misma manera: mantenía un monólogo con mi acechador para el cual fingía sacar fuerzas de donde no las tenía para intimidar, muriéndome de miedo. En algún punto mi voz se resquebrajaba y mi retórica comenzaba a desvariar; entonces tramaba silenciosamente en círculos, sumido en una mueca. Muchas veces el miedo me impedía siquiera confabular contra él, otras una ola de coraje malevo me invadía y me creía capaz de degollarlo con mis propias uñas.
Así, inmerso en la pareja pulseada que mi pusilánime deliberación y mi instintiva bravura mantenían por el control de mi mente y mi cuerpo, pasaba mis noches sin vencerlo. Ni morir.

Fue en medio de aquellas pulseadas que se inclinó mi decisión.
El terror no me invadía, era yo el sentimiento extraño: mis pensamientos eran huéspedes en un cuerpo que latía miedo. Entonces, me recorrió de pies a cabeza el clamor de los ejércitos antiguos gritando desde lo más profundo de su instinto animal, liberándose de las cadenas de la moral: sus miles de drásticas decisiones tomadas en un instante. Todo licuado en sudor frío, la más estúpida de las reacciones ante el peligro. Un vacío nacía de mi vientre llenándome las ideas de vértigo, ya ciego de posibles tragedias y aturdiendo mi mente con silenciosos aullidos de batalla, me lance a buscarla.
La llovizna hacia relucir los adoquines bajo la luz del único farol de la cuadra; negros, desparejos y mojados invitaban. Tan de los amantes furtivos y los borrachos, esa noche la calle era mi Bastilla. Mi sesos, soldados que la tomaron esparcidos pero victoriosos.

Ahora todo es como si ayer.





materializado en papel blanco y letras negras en pipí cucú nro 01