lunes, 11 de junio de 2007

Hasta que no pensás (ya basta)



El dolor en los ojos, en los oídos. Es fácil de soportar
pero no la ola caliente que es confirmar las peores sospechas
saber que se pudo evitar si tan solo…
...que el brillo desvió tu oído...
...que la flor ocultó la imagen...
y sobretodo, la melodía adictiva.
El ocio sinfín logró carcomer tus instintos y volverlos algo peor que nada;
volverlos ridículos ante La Científica Visión del carnaval carioca de colores gritones.

Llega la segunda parte, aun más difícil,
no dejar que el odio a uno mismo frene el envión, lo ahogue como antes lo hizo ese brillo catódico.
Todo lo que sumaba para la anterior ahora resta:
la conciencia social te hace despreciarte,
tu moral no-convencional esta ahora en contra tuyo.
Te enfrentas a vos mismo, arrodillándote listo para recibir el golpe,
exponiendo argumentos en ciclos infinitos de degradación autocensurante,
autoinmovilizante,
automáticamente amenazante.

El recuerdo de tus derrotas no se compara con las imaginarias tantas veces repetidas,
tantas veces empeoradas...
ya no importa si alguna vez existieron:
Ahora Estan Ahí,
y las vivis de a una, juntas o en su peor combinación,
alternando a veces gozos
para que no olvides todo lo que hay que perder,
para que no pierdas el eje,
el eje del giro sin fin.

Esa prueba puede con vos...
la balanza baila como magnetizada, gira en torno a un eje del cual pende tu destino....
esa es la señal de la derrota que el infinito camino de tus pensamientos no paralizan.

Pero un bruto gesto, de cosas que en el piso estallan, te anima a seguir hacia adelante

Por lo menos

Por hoy

1 comentario:

lucia testoni dijo...

fede el dibujo le queda perfecto, es la mejor alternativa a escucharlo con los ojos cerrados..